Lección segunda:
Escapismo: es la técnica para escapar de situaciones, cadenas y otros elementos que hacen imposible su huida.
Por supuesto, el escapista mas conocido es Houdini quien ni las cadenas, ni las camisas de fuerza, ni las cabinas de torturas chinas, ni esposas, ni baules, ni la curiosidad de loas mil y una personas por desentrañar sus trucos pudieron con él. Sólo una peritonitis generada por los puñetazos de unos chicos que quisieron poner a prueba el abdomen de acero del mago, hizo que no pudiese escapar dela muerte con 52 años de edad; muerte curiosa, para un tipo que su mayor afán conseguia en escapar precisamente de ella.
La osadía de enfrentarse de manera directa a una atadura genera una fuerza igual en intensidad y de sentido opuesto que se llama escapismo. Se genera y se busca la situación, el reto, el ponerte a prueba y querer saber de lo que eres capaz. Una vez alcanzas la situación anhelada, el deseo se evapora y te quedas con la carcasa y te deshaces de ella retirando la mirada, la intención, evadiendo de esa situación que deseastes y que, luego te comportas como si nunca la hubieses querido, huyes (a la francesa como en la mayor parte de mis casos). Otro engaño más de la magia, en este caso nunca escapastes pues la situación de atadura no era real, era la ilusión que explicaba en la anterior entrada; sólo un momento de tiempo generó ese momento, no tus deseos.
Escapismo: es la técnica para escapar de situaciones, cadenas y otros elementos que hacen imposible su huida.
Por supuesto, el escapista mas conocido es Houdini quien ni las cadenas, ni las camisas de fuerza, ni las cabinas de torturas chinas, ni esposas, ni baules, ni la curiosidad de loas mil y una personas por desentrañar sus trucos pudieron con él. Sólo una peritonitis generada por los puñetazos de unos chicos que quisieron poner a prueba el abdomen de acero del mago, hizo que no pudiese escapar dela muerte con 52 años de edad; muerte curiosa, para un tipo que su mayor afán conseguia en escapar precisamente de ella.
La osadía de enfrentarse de manera directa a una atadura genera una fuerza igual en intensidad y de sentido opuesto que se llama escapismo. Se genera y se busca la situación, el reto, el ponerte a prueba y querer saber de lo que eres capaz. Una vez alcanzas la situación anhelada, el deseo se evapora y te quedas con la carcasa y te deshaces de ella retirando la mirada, la intención, evadiendo de esa situación que deseastes y que, luego te comportas como si nunca la hubieses querido, huyes (a la francesa como en la mayor parte de mis casos). Otro engaño más de la magia, en este caso nunca escapastes pues la situación de atadura no era real, era la ilusión que explicaba en la anterior entrada; sólo un momento de tiempo generó ese momento, no tus deseos.
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